En algún momento, o cada cierto tiempo, suelen colarse algunos ya conocidos fantasmas; muchos de los cuales nunca se han ido, se esconden por algún rato. La dicotomía y el no entender, que aun, siendo así siempre; la libre ilusión perdura. Y la agonía siempre es constante, empero alguna brisa perdura.

Cuantos hemos caído en melancolía y ansiedad. En un intento fallido y abrupto de querer decir la verdad, sin remedios ni recetas. Sin verdad, sin mentir, sin caer abruptamente, solo viendo el desistir. La verdad que aterra y no discrimina los lamentos ni angustias, en el camino que no calla la venida de la rabia. Por que hemos de venirnos en la siempre entropía, por que hemos caído en la simple ignominia en que sirve la sensibilidad si aun no siento nada, moriré sin pretextos, viviré esta cobardía, por favor que tu me ampares, seas mi alma seas mi vida.

"Pero uno de los peores resultados de ser esclavo y ser forzado a hacer las cosas, es que cuando no hay quien te fuerce, comprendes que has casi perdido el poder de forzarte a ti mismo."

Lo único real que tenemos por ser humanos es nuestra libertad, estamos condenados a ser libres; pero por el contrario actuamos como esclavos, vivimos como esclavos, pensamos como esclavos, creyendo ser amos.

La única forma de libertad, es abrirse a la realidad, una apertura auténtica, somos pasivos ante el todo de la realidad, pero lo que si podemos forjar es la experiencia de comunión de la realidad. Quizá esa sea nuestra tarea.

¿Y entonces qué compramos...? ¿Y entonces qué vendemos...?

Compramos democracia, vendemos nuestro voto. Compramos libertad, vendemos nuestras opciones. Compramos amor, vendemos nuestros sentimientos. Compramos ideas, vendemos nuestras acciones. Compramos moralidad, vendemos nuestro alma. Compramos cenizas, vendemos nuestro fuego. Compramos decencia, vendemos personalidad. Compramos pubertad, vendemos nuestro tiempo.

"El individuo ha luchado siempre para no ser absorbido por la tribu. Si lo intentas, a menudo estarás solo, y a veces asustado. Pero ningún precio es demasiado alto por el privilegio de ser uno mismo." Federico Nietzche.

Buscar lo esencial, aquello que es invisible a los ojos, como aquello que intercede a aquel niño de capa; es el sentido de nuestras vidas. De aquellos que buscan, y que encuentran, pero que no lo etiquetan. Lo esencial no tiene nombre, no tiene lugar, no tiene tiempo, y se fundamenta en la autenticidad, de quienes, simplemente lo hacen fundamento de sus vidas.

y aunque mis brazos sean cortos y mis ojos no miren más allá de mi nariz, sé a quien abrazo y a quien miro; y sé más aún, a quien elijo abrazar y a quien mirar.

diesciocho años, de qué?. De estupidez, de insolencia, de inmadurez, de estupidez. Diesciocho años de negar serlo, de desvirtuarlo, de incopatibilizarlo, de no creerlo, de no querer creerlo. Ciertamente es triste, no reconocer en un camino, algo realmente valioso, trascendente; por más de haber creído puesto todas las fuerzas, haber creído hacer y crecer en lo más puro, mis pies siempre enturbiados.