domingo, noviembre 19, 2006

"Opino que tendríamos que llevar a cabo una revolución, en donde los patos vuelen lejos no solo cuando emigran, que las gaviotas amamanten a sus crías, que los sapos y las ranas no sean más que un solo renacuajo que se autoreproduce.
Prometo que los hombres podrán usar pollera y las mujers barrer los tejados de sus casas.
Quiero saber que todos creeran en el Dios de sí mismos. Ustedes amos y pontífices de su poder, harán lo suyo por su bien.
Los virtualismos serán reales, la realidad no diferidá de la virtualidad. Miraremos el sol bajo su sombra. Y el fuego nos aliviará del calor.
Nos derretiremos bajo una luna de invierno y lloraremos cuándo gocemos de nuestras vidas y seamos puramente felices.
Porque la felicidad no será más que una simple agonía en la cuál, en menos de un segundo moriremos por culpa de la intriga de porque somos seres tan inútiles como para pintarnos un dedo.
Y en dónde haremos la revolución autogenestianada por organizaciones multipopulares. Tomaremos el mando, para una autogestión no popular emitida por las masas.


Es claramente la Utopía de la locura una gran ficción sumamente inverosímil, que se llega desesperadamente por tratar de conseguir algo que en realidad no tiene sentido si esa utopía nos olvida de ser, vivir, interactuar como personas.

Pero aunque no sabemos si solo somos personas, tal vez seamos solo energias meramente impuestas acá para alguien que no quiere más que dominarnos por el simple hecho de sastifacer su realidad. Aunque nosotros también solemos hacerlo.

Definitivamente estoy loco"

(...)

domingo, noviembre 12, 2006

Colapso

Hoy ví nuevamente a mi arbolito, el almendro. Lo ví enorme. Está enorme.No lo veía desde no se cuando, supongo que desde el verano tal vez. Es que en realidad ni siquiera salgo al patio, y sí salgo mucho menos presto atención de algo. Y hoy salí y lo ví, n ví ningún fruto, ni siquiera está podado prolijamente, pero está grande. Creció como si hubiesen pasado mucho tiempo, y yo no lo aprecié. Creció y yo no lo miré, ni lo regué, ni lo cuidé. Y hoy cuando lo ví, no lo reconocía. Me perdí de podarlo, de regarlo, de cuidarlo, y hoy no tiene frutos, solo hojas desprolijas, por el simple hecho de haberme olvidado de el, durante algunos meses. Creo que sobrevivió bien sin mí, pero yo nosé sin el, mientras no estuve con el, que fue de mi. Quizá este reencuentro marque algo más que simples recuerdos, o en cambio, sólo un momento en donde el curso de mi vida, puede cambiar. No creo que cambie siempre, pasa algo, pero nunca hago nada. Nosé si es que no quiero o en realidad es así. Siempre pierdo oportunidades de todo, cuando más que opciones son registros nuevos en mi vida. Mi vida es un mismo espiral, va de cada lado, pero siempre es el mismo camino, el mismo sentido, por más de que gire continuamente.


Me voy a estudiar lengua, sí es que no me duermo y logro encontrar los apuntes.