domingo, mayo 06, 2007

los panqueques con dulce de leche no me gustan, pero con mermelada sí.

pasó, creo yo, demasiado tiempo de la última vez que miré al cielo.
tanto tiempo ha dee pasar que cuando lo quise ver de nuevo, las nubes siguieron volando, los pájaros migrando, las lluvias goteando, el sol iluminando.
Eso que en mi memoria aperecía como un instante, una imagen, un ideal de cielo, un nivel stándard, había cambiado, por otro totalmente revolucionado, las nubes sin forma de nubes, el sol dejaba de ser amarrillo, los pájaros símilees a las hojas que caen y cosas más cosas menos mi cielo ya no era cielo.
fue entonces que decidí, optar por no ver más, decidí alejarme del cielo, alejarme de las luz del sol, el brillo de las estrellas y la blancura de la luna, ni siquiera me iluminaba tampoco un foquito de luz, solo oscuridad, a lo sumo por una rendija entrada algo de luz, pero pasaba de ser inadvertida en mi búsqueda de penumbra.
Eh aquí mi inadversidad, inmovilidad, y no desdicha ni sasón.
Porque el cielo cambia, la mirada también, pero encontrar la belleza allí no, no importa su forma ni color, siempre será cielo.

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